El freno del sector edificador está afectando a los sectores de esta cadena clave para la economía del país, al igual que al empleo, y ha puesto en jaque la viabilidad del modelo de negocio de esta actividad.La primera señal de alarma fue en octubre de 2022, con una baja en picada de las ventas de vivienda, que abrió una herida en el sector, luego de una vigorosa y rápida recuperación después de pandemia.
Tras meses en descenso, en lo corrido del año a mayo, según la Cámara Colombiana de Construcción (Camacol), la comercialización de inmuebles habitacionales cayó 54%, y en lo que se refiere a la Vivienda de Interés Social (VIS), la profundización de la baja es mayor, llegando a 57,8%.
La tendencia en descenso del segmento VIS, que ya cumple ocho meses, inició con el revuelo por los cambios al modelo de subsidios del plan ‘Mi Casa Ya’, que el Gobierno propuso reformar con el fin de “llegar a los hogares que más lo necesitaban”.
Por tal motivo se decidió utilizar la base de datos del Sisbén para catalogar y clasificar a las personas que podrían recibir este alivio económico, para la compra de su vivienda.Sin embargo, ante los ojos de los expertos, este cambio agregó un trámite dispendioso para las familias que deseaban comprar su primer hogar.
Con este mar de incertidumbre, desde ese mismo mes del 2022, las ventas empezaron a frenar el tren de la construcción. Y a hoy, mes tras mes, caen más del 50% las ventas de VIS.
Una baja en la comercialización que ralentizó a todo el sector. Por ejemplo, al haber menos demanda, los lanzamientos descendieron (en lo corrido del año) 53,8% y en VIS 59,1%. Asimismo, las iniciaciones bajaron 24,9% y en VIS 27,3%.
Ante ello, con las reglas cambiando en el programa Mi Casa Ya y las ventas bajando, los compradores que ya habían invertido sus ahorros para adquirir su vivienda entraron en alerta, lo que ha hecho que los desistimientos de las familias crecieran 157% frente al mismo periodo de 2022 en el segmento VIS, pues al no tener claridad si se tendría o no el subsidio estatal, y al depender de un proceso distinto para su asignación, los hogares optaron por recuperar y cuidar sus recursos.
Debido a que el programa ‘Mi Casa Ya’ y su inyección a la economía es el aceite en el gran motor de la construcción, las modificaciones y ajustes en el programa han llevado al sector a revaluar sus planes, pues siete de cada 10 viviendas que se venden en el país, son VIS.
A esta situación se le han sumado las dificultades macroeconómicas, ya sea inflación o alza en las tasas de interés, lo que ha hecho que los hogares colombianos vean cada vez más apretados sus presupuestos mes a mes, lo que dificulta generar un ahorro o destinar recursos para una cuota inicial, afectando así la decisión de compra o la continuidad del negocio.
En el caso del sector empresarial, estas dinámicas han hecho, en el mejor de los casos, que bajen sus expectativas en el nivel de ventas manteniéndose a los mismos niveles de 2022 y en otros, los más pequeños, está en vilo su continuidad en 2024, pues llegaron al punto que las deudas devoran el patrimonio.
Sufre la cadena
Aunque el Gobierno, desde que planteó el cambio en el modelo, prometió llegar a pequeños empresarios, que en este renglón son el 92% del tejido, pasados ocho meses desde el comienzo de la ‘crisis’, sus modelos financieros se ven agrietados.
Pero las constructoras no son las únicas afectadas por los estragos de la caída del sector.
Vale recordar que este sector mueve a más de 30 renglones económicos.
En el caso del comercio, las mipymes de artículos de ferretería, vidrios o pinturas, no solo han visto una reducción en el 17,3% de sus ventas (abril 2023 frente a abril de 2022), sino que sus ingresos nominales han descendido 20% de manera trimestral, lo que ha desencadenado que el personal ocupado de este sector disminuyera el 20%.
En el caso de las cementeras, toda esta baja ha hecho que se demande menos de este insumo esencial para la construcción, al punto que los despachos de cemento pasaron de 3,5 millones de toneladas en el último trimestre de 2022, a 3,15 millones de toneladas tan solo tres meses después.
Así mismo, la producción de concreto para vivienda pasó de 1,15 millones de metros cúbicos a 1,02 millones en este mismo periodo, es decir, bajó 12%. Por ello, empresarios insisten en el llamado al Gobierno y en que se le de una mano a esta industria.