El Sisbén, sistema con el cual se identifica a los potenciales beneficiarios de los programas sociales del Estado, ahora hace parte del proceso para poder adquirir uno de los alivios financieros Mi Casa Ya, el programa que por casi una década ha beneficiado hogares que ganaban entre uno y cuatro salarios mínimos.
Con el fin de ‘focalizarlo’ y hacerlo llegar ‘a quienes más lo necesitan’, el Sisbén jugará un papel fundamental para identificar a los posibles beneficiarios, que con este sistema serán quienes tengan la clasificación desde A1 a D20 en la encuesta de Sisbén IV.
Pese a su intención, muchos actores del sector constructor consideran que estas nuevas reglas de juego no son efectivas, sino que por el contrario perjudican a la actividad inmobiliaria, teniendo en cuenta que la encuesta se focaliza en otros factores sociales del individuo y menos en su nivel de ingresos.
“Si bien esta es una herramienta que ayuda a focalizar subsidios, no ayuda necesariamente con la asignación de subsidios de vivienda que implica ahorro, inversión y endeudamiento de los hogares”, señaló Guillermo Herrera, presidente de la Cámara Colombiana de Construcción (Camacol).
Y es que según datos recogidos por las 19 regionales del gremio, el 40% de los compradores de vivienda no tienen Sisbén, lo que hace más difícil la tarea de reactivar un sector que ha caído mes a mes en más de la mitad de sus ventas, y esto teniendo en cuenta que toma tiempo el proceso de sisbenización y siete de cada 10 viviendas que se venden en el país son de interés social, en las que muchas se requiere el subsidio para un cierre financiero.
“Hemos visto en muchos de los casos de cancelación de etapas de Vivienda de Interés Social (VIS), que cerca del 30% de los interesados no cumplen con los criterios que impone hoy las modificaciones de Mi Casa Ya para ser beneficiarios del subsidio. Son hogares que venían en procesos de preventa, que llevan pagando desde hace más de un año y hoy no podrán ser beneficiarios del subsidio y acceder a sus viviendas”, reconoció Herrera.
Por tal motivo, consideran necesario citar nuevamente al Ministerio de Vivienda generando, al menos, un proceso de transición para los hogares que ya estaban en proceso de acceder a su subsidio, sin necesidad de cumplir con los nuevos criterios, pues esto afectaría los sueños de estos hogares.
“Igual se les está pidiendo el Sisbén y que clasifiquen en el puntaje requerido. Por eso hacemos un llamado para que esto se pueda agilizar, hoy en día es difícil que una familia pueda ser sisbenizada (…) necesitamos es un programa universal de rentas, pero no el Sisbén como funciona hoy porque es un programa que es imperfecto para puntuar el ingreso y definir cuánto se gana. Eso creo que lo hace mejor los bancos que el Estado”, dice Herrera quien remarca que deben respetarse las condiciones iniciales de compra.
Además, el dirigente gremial fue enfático en la necesidad de revisar el tema, pues, para el año 2026 cerca del 50% de la oferta disponible para entrega a estos años, corresponde a VIS, es decir, cerca de 78.500 unidades y los interesados, en su mayoría, necesitarán del alivio que ha proporcionado Mi Casa Ya.
“Esperamos que los planes del Gobierno Nacional puedan orientarse a mantener la capacidad de compra de los hogares y a generar más empleo, porque la vivienda siempre será la mejor opción de ahorro de los hogares”, apunta.
De esta manera, recomienda que este sistema sea auxiliar para la asignación de los recursos en materia de vivienda a los hogares, pero no el único criterio.
“Este programa no tenía trámites, eso era lo mejor. Venía funcionando muy bien. Es más, según el Ministerio de Vivienda para el año 2022, el 80% de los compradores ganaban menos de dos salarios mínimos”, reconoció el dirigente de Camacol.
Una mezcla perfecta para mantener los intereses del sector y del Gobierno, para Herrera, sería, primero darle tiempo a los hogares para que tengan Sisbén y saber bajo qué cartas puede jugar “no es algo de treinta días, es algo que se demora”.
Segundo, se debe revisar los criterios de calificación, pues “ahí hay muchos criterios que pueden dejar a muchos hogares decepcionados”.
Tercero, que este sea un sistema de exclusión y se califique como lo hacen los bancos. “Más de 3,5 millones de hogares tienen problemas de cálculo en el Sisbén, por ende no debe ser el corazón del programa”.
Así mismo, preocupa que al no tener en cuenta muchos criterios de ingresos, los hogares a los que va dirigido el programa no puedan acceder a un crédito hipotecario con los bancos por su capacidad de pago y modo de empleo.
Además, teniendo en cuenta que una Vivienda de Interés Social para el año 2023 cuesta cerca de $174’000.000 y una Vivienda de Interés Prioritario cuesta cerca de $104’000.000, es más difícil para los hogares más pobres del país poder ahorrar para su cuota inicial.
Existe interés de compra
Según un estudio de Estrenar Vivienda, en alianza con Camacol, se dejó en evidencia que los colombianos sí tienen interés de comprar vivienda, pero necesitan un apoyo estatal para lograrlo.
En la encuesta, en una de las preguntas que decía “Para comprar su vivienda ¿Necesita de subsidios del Gobierno?”, el 80,5% de las personas que participaron aseguraron necesitarlo y solo el 19,5% no.
En la pregunta “Si tuviera un incentivo para reducir la cuota mensual de su crédito ¿tomaría la decisión de comprar su vivienda dentro de los próximos tres meses?”, la brecha incluso llega al 90%, siendo estos los que necesitarían de un incentivo para lograr su sueño de comprar vivienda.